¿Cómo evitar errores en áreas críticas?

Seguridad del paciente en entornos de alta presión: 

Las unidades de urgencias, quirófanos y terapias intensivas son escenarios donde las decisiones deben tomarse con rapidez, y donde se realizan intervenciones complejas con influencia directa en la salud de las personas. Sin embargo, la alta carga de trabajo, el cansancio del personal y la complejidad de los procedimientos aumentan el riesgo de errores que pueden comprometer la seguridad del paciente. ¿Cómo podemos reducir estos riesgos sin afectar la eficiencia en estos entornos?

  1. Trabajo en equipo y cultura de seguridad El trabajo interdisciplinario es clave en las áreas críticas. La comunicación efectiva entre médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud previene errores y mejora la toma de decisiones. Estrategias como el uso de listas de verificación (checklists) y el protocolo de "pausa de seguridad" antes de procedimientos invasivos ayudan a garantizar que no se pasen por alto aspectos cruciales de la atención.
  2. Manejo de la fatiga y la carga de trabajo La fatiga es un factor de riesgo importante en entornos de alta presión. Turnos prolongados sin descanso adecuado pueden afectar la concentración y la capacidad de respuesta del personal de salud. Es fundamental implementar horarios balanceados, fomentar pausas activas y fortalecer una cultura que permita a los profesionales reconocer sus límites sin temor a represalias.
  3. Uso seguro de la tecnología Los sistemas de apoyo a la toma de decisiones, como los registros electrónicos y las alertas automatizadas de medicación, pueden ser aliados para la seguridad, pero también representar riesgos si no se utilizan correctamente. La capacitación continua en el manejo de estas herramientas es esencial para maximizar sus beneficios y minimizar errores relacionados con su uso inadecuado.
  4. Cultura de reporte y aprendizaje Los errores deben verse como oportunidades de mejora, no como motivos de castigo. Fomentar una cultura de reporte de eventos adversos y cuasifallas permite analizar causas y reforzar barreras de seguridad. Las simulaciones clínicas y revisiones de casos pueden ayudar a capacitar al personal en la identificación temprana de riesgos.

Mantener la seguridad del paciente en entornos de alta presión requiere un enfoque integral: fortalecer la comunicación, cuidar la salud del personal, optimizar el uso de tecnología y aprender de los errores. Un equipo bien coordinado y consciente de estos principios puede marcar la diferencia entre una atención segura y un evento adverso prevenible. La seguridad no es un lujo, sino una prioridad que impacta directamente en la calidad de vida de nuestros pacientes. ¿Qué estrategias han implementado en sus entornos de trabajo para reducir riesgos? Los leemos en los comentarios.

 

Dr. Fernando Pérez Galaz **
Administración de riesgos clínicos
Grupo Mexicano de Seguros

Cirugia gastrointestinal y cirugía bariátrica en Hospital ABC Santa Fe, CDMX.


La cultura justa en la atención médica

La cultura justa en la atención médica: cómo fomentar la notificación de errores sin señalar culpables

En el complejo entorno de la atención médica, los errores son inevitables. Sin embargo lo que marca la diferencia no es solo evitarlos, sino cómo se abordan cuando ocurren. Aquí es donde entra la cultura justa, un enfoque organizacional que equilibra la rendición de cuentas con el aprendizaje, promoviendo un ambiente en el que los errores sean reportados sin temor a represalias.

¿Por qué es importante la cultura justa?
Cuando un profesional de la salud teme ser castigado, la tendencia a ocultar errores crece. Esto limita la posibilidad de identificar las causas raíz y establecer medidas para evitar su repetición. Una cultura justa no ignora la responsabilidad individual, pero reconoce que la mayoría de los errores son el resultado de fallos sistémicos. Al enfocarse en mejorar los procesos en lugar de castigar a las personas, se fortalece la seguridad del paciente.

Recomendaciones para fomentar una cultura justa:

  1. Establecer políticas claras: Las instituciones deben contar con procedimientos explícitos para el reporte y análisis de eventos adversos, garantizando confidencialidad y transparencia.
  2. Capacitar a los equipos: Promover entrenamientos sobre comunicación abierta y manejo de errores refuerza la confianza y el compromiso de los profesionales.
  3. Celebrar el aprendizaje: Cada error reportado debe verse como una oportunidad para prevenir futuros incidentes. Implementar y comunicar cambios derivados de reportes fortalece esta perspectiva.
  4. Liderazgo ejemplar: Los líderes deben modelar comportamientos alineados con la cultura justa, demostrando que el objetivo es la mejora continua, no la búsqueda de culpables.

El impacto positivo de la cultura justa
Implementar una cultura justa en la atención médica no solo mejora la seguridad del paciente, sino que también eleva la moral del equipo, fomenta la colaboración y fortalece la confianza entre los profesionales y los pacientes. En última instancia, todos ganan: los pacientes reciben una atención más segura, y los profesionales trabajan en un entorno que los respalda y les permite crecer.

Transformar la cultura organizacional lleva tiempo, pero cada paso hacia una cultura justa representa un avance en la construcción de un sistema de salud más seguro y humano. ¿Qué prácticas has visto que fomenten una cultura justa en tu entorno laboral? Nos encantaría leer tus experiencias en los comentarios.

Dr. Fernando Pérez Galaz **
Administrador de Riesgos Clínicos
Grupo Mexicano de Seguros

** Cirujano especialista en cirugia gastrointestinal y cirugía bariátrica en Centro Médico ABC.


La seguridad del paciente en la era digital

La seguridad del paciente en la era digital: riesgos y beneficios de la salud conectada

La transformación digital está redefiniendo la atención sanitaria. Desde la telemedicina hasta los sistemas electrónicos de salud, la salud conectada ofrece beneficios enormes: acceso más rápido a servicios, mejor coordinación entre profesionales y datos más precisos para la toma de decisiones. Sin embargo, esta evolución también trae consigo desafíos significativos en la seguridad del paciente.

Beneficios de la salud conectada:

  1. Acceso remoto y telemedicina: Pacientes en áreas remotas pueden recibir atención especializada sin desplazarse, reduciendo tiempos y costos.
  2. Integración de datos: Los expedientes electrónicos permiten a los profesionales consultar rápidamente el historial del paciente, facilitando diagnósticos y tratamientos más precisos.
  3. Seguimiento continuo: Dispositivos de monitoreo remoto brindan alertas tempranas sobre cambios en la salud de los pacientes, mejorando la intervención oportuna.

Riesgos asociados:

  1. Ciberseguridad: La protección de datos sensibles es crítica. Brechas en la seguridad pueden comprometer información confidencial y la confianza del paciente.
  2. Errores tecnológicos: Fallos en sistemas o dispositivos conectados pueden generar retrasos o errores en la atención.
  3. Brecha digital: No todos los pacientes tienen acceso a la tecnología o el conocimiento para usarla adecuadamente, lo que podría exacerbar desigualdades.

Buenas prácticas para un futuro más seguro:

  • Implementar protocolos de ciberseguridad sólidos: Incluyendo encriptación, autenticación multifactorial y auditorías regulares de sistemas.
  • Capacitar a los equipos de salud: Asegurar que los profesionales sepan cómo usar la tecnología y qué hacer en caso de fallos técnicos.
  • Educar a los pacientes: Proveer información accesible sobre cómo proteger sus datos y aprovechar al máximo las herramientas digitales.
  • Fomentar la interoperabilidad: Garantizar que los sistemas puedan comunicarse entre sí de manera eficiente y segura para evitar errores por falta de información.

La digitalización no debe reemplazar el toque humano en la atención médica. Más bien, debe ser una herramienta para potenciarlo. La clave está en adoptar tecnologías que prioricen la seguridad y bienestar del paciente, sin perder de vista la empatía y la personalización que caracterizan a un buen profesional de la salud.

La era digital está aquí para quedarse, y el reto es aprovechar sus beneficios minimizando los riesgos. ¿Qué opinas sobre el impacto de la salud conectada en tu entorno? Comparte tus experiencias y perspectivas en los comentarios.


La cultura de seguridad: fomentar un ambiente de comunicación abierta y transparente

La seguridad del paciente no solo depende de protocolos y tecnología, sino también de una cultura organizacional sólida, donde la comunicación abierta y transparente sea la norma. En un entorno de salud, los errores y eventos adversos pueden ocurrir incluso con las mejores intenciones; sin embargo, el impacto de estos eventos puede reducirse significativamente si los profesionales de la salud se sienten seguros al reportarlos sin miedo a represalias.

Fomentar una cultura de seguridad implica que todos los miembros del equipo, desde el personal de primera línea hasta los líderes de la institución, comprendan la importancia de reportar riesgos y errores potenciales. Estudios muestran que, en un ambiente de comunicación abierta, los profesionales de la salud son más propensos a reportar incidentes o condiciones inseguras, lo que permite a las organizaciones aprender de estos eventos y aplicar mejoras preventivas. Esto es especialmente crucial en situaciones donde el error humano puede tener consecuencias graves, como en la administración de medicamentos o en la entrega información crítica entre turnos.

Para lograr esta cultura, es fundamental que las instituciones implementen políticas claras y accesibles que fomenten el reporte de errores y la retroalimentación continua. Esto no solo mejora la seguridad del paciente, sino también fortalece el compromiso y bienestar del personal de salud, quienes se sienten escuchados y valorados. Es importante que los líderes sean un ejemplo en esta práctica, promoviendo el aprendizaje y la mejora continua en lugar de centrar la atención en la búsqueda de culpables.

En última instancia, la comunicación abierta y transparente en temas de seguridad debe ser vista como una responsabilidad compartida. La creación de un entorno de confianza y apoyo mutuo no solo reduce los riesgos, sino que mejora el ambiente laboral y, en última instancia, eleva la calidad del servicio brindado.

¿En tu institución se promueve una cultura de comunicación abierta y transparente? Te invitamos a compartir tus experiencias en los comentarios.

Dr. Fernando Pérez Galaz **
Administrador de Riesgos Clínicos
Grupo Mexicano de Seguros

**Cirujano bariatra en Hospital ABC, CDMX.

 


Riesgos de la sobrecarga de trabajo en profesionales de la salud

Como sabemos la práctica clínica conlleva una gran responsabilidad, y cuando los profesionales de la salud enfrentan una sobrecarga de trabajo, los riesgos para la seguridad del paciente se multiplican. Jornadas laborales extendidas, alta presión en el entorno hospitalario y la falta de personal adecuado son factores comunes que inciden en esta realidad. La evidencia científica señala que el cansancio extremo y el estrés crónico afectan la concentración y la toma de decisiones, factores que, en conjunto, pueden traducirse en errores médicos. Este es un tema que está muy en el discurso público, ya que se habla del “burnout”, tema que tomó relevancia con el desgaste que obtuvieron muchos profesionales de la salud durante la pandemia por COVID-19, pero en realidad fue el resultado un sistema de salud mundial que ya sobrecargaba a los profesionales de salud.

La fatiga cognitiva y física altera la capacidad de los profesionales para detectar errores a tiempo. Por ejemplo, durante una jornada extendida, las probabilidades de cometer errores de administración de medicamentos o de realizar una identificación incorrecta de pacientes se incrementa.

Para mitigar estos riesgos, es esencial implementar medidas que promuevan un entorno laboral más seguro. Esto incluye una adecuada planificación de turnos, estableciendo periodos de descanso, y asegurando una dotación de personal suficiente para cubrir las demandas del servicio. Asimismo, los centros de salud deberían fomentar un ambiente donde los profesionales se sientan respaldados para señalar errores o situaciones de riesgo sin temor a represalias, fortaleciendo así su cultura de calidad.

Invertir en la salud y el bienestar de los profesionales es una inversión directa en la seguridad del paciente. Las instituciones y sus líderes tienen la responsabilidad de reconocer y abordar la sobrecarga de trabajo como un factor de riesgo crítico. Al hacerlo, no solo protegen la calidad del cuidado brindado, sino que también promueven un ambiente más sostenible y seguro para todos.

¿Ustedes, cuentan en sus centros de trabajo con sobrecarga de trabajo? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.


La Importancia de la Seguridad del Paciente en la Práctica Clínica: Un Enfoque Preventivo

La seguridad del paciente es un pilar esencial en la atención médica moderna, ya que busca reducir los riesgos, errores y daños que puedan ocurrir durante el proceso de atención de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 1 de cada 10 pacientes sufre algún tipo de daño mientras recibe atención hospitalaria, y muchos de estos incidentes son prevenibles.

Uno de los aspectos más críticos en este tema es la identificación y reporte de errores médicos. El ambiente clínico está lleno de factores complejos que pueden llevar a la comisión de errores, desde fallos en la comunicación hasta el uso inadecuado de tecnologías. Sin embargo, el fortalecimiento de una cultura de seguridad, donde se fomente el reporte de incidentes sin temor a represalias, ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para mitigar estos riesgos; para esto hay que implementar sistemas de reporte de incidentes que sea fáciles de usar, que idealmente sean electrónicos, anónimos y sean revisados y analizados continuamente.

Las prácticas como la verificación doble en la administración de medicamentos, la implementación de listas de verificación quirúrgicas, y la estandarización de procesos son medidas preventivas clave. Además, la formación continua del personal de salud en temas de seguridad es esencial para mantener altos estándares en la atención y proteger tanto al paciente como al profesional de posibles demandas legales.

Para los profesionales de la salud, la contratación de un seguro de responsabilidad civil profesional no solo ofrece una protección ante reclamaciones legales, sino que también fomenta la confianza en su práctica diaria. Contar con esta cobertura proporciona una seguridad adicional, permitiendo que el enfoque principal siga siendo la calidad de la atención brindada y el cuidado a nuestros pacientes.

¿Qué medidas implementas en tu práctica diaria para mejorar la seguridad del paciente? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.


Día Mundial de la Seguridad del Paciente

Como sabemos (y si no, lo recordamos) los días 17 de septiembre se conmemora el día Mundial de la Seguridad del Paciente. Una campaña que se estableció a partir del año 2019, con la intención con concientizar sobre la importancia de la seguridad de los pacientes en el contexto de la atención sanitaria. Y busca poner énfasis en temas que ponen en riesgo a los pacientes.
Este año, el día tiene el lema “Diagnósticos correctos, pacientes seguros”. Es importante enfocarnos en este tema, ya que se estima que cada año los errores de diagnóstico representan el 16% de los daños prevenibles en la atención a la salud.

Los 4 mensajes claves de la campaña son:
1. Un diagnóstico correcto y oportuno es el primer paso para unas intervenciones preventivas y un tratamiento eficaz.
2. Comprender el proceso diagnóstico es fundamental para reducir errores.
3. Existen distintas soluciones para abordar los errores de diagnóstico.
4. El diagnóstico es un esfuerzo conjunto.

Todos, profesionales de la salud, pacientes, creadores de políticas públicas, gobiernos, tomadores de decisiones debemos involucrarnos en el proceso diagnóstico, para poder lograr tener un proceso más seguro y efectivo al momento de tratar pacientes.

Recuerden que la seguridad del paciente es responsabilidad de todos, y todos nos beneficiamos de promoverla.
¿Ustedes, se involucraron en las campañas del día mundial de la seguridad del paciente, participaron en algún evento, reflexionaron sobre el tema de este año? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.


Modelo Único de Evaluación de la Calidad (MUEC)

Este modelo es el resultado de consolidar dos programas muy robustos de calidad; el de “Acreditación de Establecimientos y Servicios de Atención Médica” y la “Certificación de Establecimientos de Atención Médica”. El objetivo general que plantea el MUEC es: evaluar la calidad de la atención médica en los establecimientos de atención médica del Sistema Nacional de Salud, con énfasis en aquellos que prestan servicios a la población sin seguridad social, a fin de contribuir e incrementar de manera progresiva la calidad, seguridad, eficacia y efectividad de ésta.”

El MUEC es representado gráficamente como un ciclo en capas, teniendo como eje central a la persona, familia, comunidad y población.
La primera capa se compone de 5 fases.

1. Gestión inicial. Planeación y gerencia.
2. Gestión por procesos. Verificación de la implementación del modelo.
3. Gestión proactiva. Acciones preventivas / correctivas.
4. Gestión de mejora continua. Cultura de calidad y seguridad.
5. Gestión de garantía de calidad y la referencia comparativa. Resultados de valor.

La segunda capa incluye el proceso integral de la atención médica, compuesto por:
1. Atención centrada en las personas.
2. Atención integral.
3. Atención oportuna.
4. Atención continua.
5. Atención integrada.
6. Equidad.

La tercera capa representa los siguientes enfoques:
1. Atención primaria a la salud.
2. Calidad de la atención.
3. Cultura organizacional hacia la calidad.
4. Recursos humanos competentes.

La cuarta capa representa la evaluación continua del progreso de madurez de los establecimientos de atención médica e incluye:
1. Estructura y diseño de procesos.
2. Implementación de procesos.
3. Sistemas y subsistemas.
4. Sostenibilidad.
5. Monitoreo.

Aunque esta información pueda sonar poco interesante para un proveedor de servicios de salud que no se dedica a temas de calidad en hospitales. El conocer este modelo nos ayuda a poder implementar mejoras de calidad y establecer esfuerzos para mejorar la calidad en nuestra práctica médica diaria.

Los invitamos a leer sobre el modelo en los recursos del Consejo de Salubridad General.

¿Ustedes conocían este nuevo modelo de certificación? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.

Todos debemos saber de Calidad

El día de hoy quisiera invitarlos a todos a hacer una reflexión sobre porque es importante que los profesionales de la salud sepamos sobre calidad.
Desde que estudiamos medicina (o alguna otra disciplina enfocada a la atención a pacientes) nos enfocamos en adquirir conocimientos “clínicos”, en medicina nos enfocamos a conocer enfermedades, sus signos, síntomas y como tratarlas. Nos especializamos en atender enfermedades complejas, y a realizar intervenciones muy difíciles, con el fin de poder ayudar a nuestros pacientes. Pero pensamos poco en conceptos como “calidad”.

Es interesante, ya que, para ofrecer estos servicios clínicos especializados, debemos de llevar ciertos “criterios de calidad”, debemos conocer la enfermedad, seguir pasos para llegar a un diagnóstico (entrevista, exploración física, solicitud y evaluación de estudios de laboratorio y/o gabinete, integrar diagnósticos) y ofrecer tratamiento (basado en evidencia científica); todo esto es parte de un proceso, y la calidad se centra en procesos.

El Dr. Avedis Donabedian define la calidad de la atención médica como: “El logro de los mayores beneficios posibles de la atención médica, con los menores riesgos para el paciente…”. Creo que esto es lo que todos los profesionales de la salud buscamos, por lo que muchas veces sin buscarlo específicamente, estamos buscando la calidad de la atención en nuestra práctica.

De forma sencilla y general, yo suelo explicar que la calidad se basa en estandarización y satisfacción del cliente (o paciente). Todos los profesionales de la salud lo hacemos, tal vez inadvertidamente; pero si estos conocimientos los hacemos conscientes, y hacemos un esfuerzo intencional por llevarlo a cabo (analizando nuestros procesos, mejorándolos, etc) vamos a mejorar la calidad de nuestros servicios.

La calidad es algo que todos ofrecemos en nuestros servicios, desde el consultorio más sencillo, hasta el hospital más especializado. El que tengamos conocimiento de calidad, y lo apliquemos a nuestra práctica va a mejorar la satisfacción de nuestros pacientes, sus resultados clínicos, y la seguridad en los procedimientos.
Los invito a hacer ese esfuerzo intencional en beneficio de la calidad, y por ende en beneficio de nuestros pacientes. Y los dejo con una invitación como siempre a participar:

¿Cuentan con procesos establecidos por escrito, los analizan y los mejoran?


10 reglas para acelerar el rediseño en sistemas de salud.

Los sistemas de salud son muy complejos, estamos en un entorno en donde pasan muchas cosas al mismo tiempo, en donde los cambios suelen instaurarse de manera muy lenta y poco eficiente. Y, por otro lado, son sistemas que deberían de estar a la vanguardia, pero no los podemos detener para implementar cambios y hacer mejoras, ya que debemos atender pacientes todo el tiempo, y seguir con la atención segura y de calidad de forma ininterrumpida.

Hace tiempo el Instituto para la mejora de los Servicios de Salud (IHI por sus siglas en inglés) publicaron estas 10 reglas para acelerar el rediseño en los sistemas de salud, no vamos a profundizar mucho en ellas, ya que nos quedaríamos cortos de tiempo, pero mencionarlas resulta importante.

  1. Cambiar el balance del poder: hay que producir salud y bienestar de la mano de los pacientes y sus familiares, no solo desde las organizaciones.
  2. Estandarizar lo que haga sentido: estandarizar procesos que sean posibles reducen variabilidad innecesaria en los procesos, y aumenta el tiempo disponible para el cuidado individualizado.
  3. Personalizar para los individuos: hay que contextualizar el cuidado para las necesidades, valores y preferencias de las personas, adheridas hacia lo que importa para el paciente.
  4. Promover bienestar: enfocarnos en resultados que le importan a las personas, considerando que su felicidad y bienestar puede no requerir atención a la salud en ese momento.
  5. Crear felicidad en el trabajo: cultivar el orgullo y el disfrute de la fuerza laboral.
  6. Hacerlo fácil: reducir el desperdicio continuamente, así como los requisitos y actividades que no sumen valor para pacientes, familiares y personal.
  7. Mueve conocimiento, no a las personas: usemos las herramientas tecnológicas para mejorar la atención y llevar la atención a donde están los pacientes, literalmente.
  8. Colaborar y cooperar: reconocer que los sistemas de salud llegan hasta afuera de los hospitales. Dejar de trabajar en espacios aislados y trabajar todos juntos.
  9. Asumir abundancia: usemos todos los recursos a nuestra disposición para optimizar el entorno social, económico y físico. Especialmente para pacientes, familiares y comunidades.
  10. Regreso de dinero: Usar el dinero del sistema de salud para otros propósitos públicos y privados.

Considero que estos consejos ayudan a que, como sistema, vayamos cambiando los sistemas de salud, a cambios muy muy necesarios.

¿Ustedes que opinan? ¿Creen que los sistemas de salud necesitan cambiar? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.