Estandarización, estandarización

En todos los años que llevo dedicándome a la salud, no conozco a persona alguna que haya estudiado alguna disciplina relacionada a la atención a la salud que lo haga con la intención de lastimar a alguien, pero tampoco he conocido a alguien que sea perfecto. Por lo que somos falibles a cometer errores, y que estos errores dañen a nuestros pacientes.
Y, ¿por qué empezar el con una reflexión tan “negativa”? Considero que, como profesionales de la salud, nos buscan inculcar en nuestros años de formación el cariño y cuidado humano de nuestros pacientes, así como los conocimientos científicos para poder ayudarlos. Pero con estos conocimientos, nos quedamos dependiendo al 100% de nuestras capacidades de retención y memoria, así como a nuestro trato con las personas, pero no sabemos todo, existen errores, aún cuando tengamos los conocimientos podemos confundirnos o equivocarnos.
Y aquí es donde entra la estandarización, dejemos de confiar exclusivamente en nuestra memoria y conocimientos para poder emitir diagnósticos y dar tratamientos. Por supuesto que los conocimientos son la base para poder tratar pacientes, pero mientras tengamos procedimientos estandarizados, tratamientos basados en evidencia que estén también estandarizados (entendiendo claramente cuando debemos varias nuestros procesos, y hacia donde moverlos), vamos a poder ser mucho más acertados en nuestros diagnósticos y tratamientos. Asegurando así tratamiento de calidad.
Uno de los pilares fundamentales de la calidad, como lo hemos hablado en otras publicaciones, es la estandarización, disminuir variabilidades en procesos, y esto aplica tanto para productos como para servicios. Pero hemos estado acostumbrados a que los servicios de salud “se miden aparte”; sin embargo, los cambios que han ido ocurriendo en la salud, desde pasar de modelos paternalistas a enfoques centrados en el paciente, nos han demostrado que no son distintos los servicios de salud, que debemos velar por la salud de nuestros pacientes por supuesto, pero también por la calidad de nuestros servicios, por la seguridad de nuestros pacientes, y siendo personas falibles, debemos de dejar de depender en una sola persona (nosotros mismos) para asegurar que todo salga bien.
La recomendación principal que puedo hacer es: mapea tus procesos, dibuja el protocolo de consulta que sigues, mapea los tratamientos que sueles usar más frecuentemente (esto habitualmente ya lo hacemos de manera inconsciente, mandar el mismo tratamiento para cierta patología, aunque el paciente sea distinto). Ve identificando en que puntos pueden variar estos procesos y planea estas variaciones.
¿Ustedes tienen identificados sus procesos? ¿Los tienen en papel (o digital)? Los invitamos a participar con nosotros en los comentarios.

Dr. Bernardo Rea R. **
Administración de riesgos clínicos
Grupo Mexicano de Seguros

 

**Maestro en administración de hospitales.