La familia después de un evento adverso.

Hace dos meses atendí a un paciente que llegó a mi consultorio recomendado por uno de sus familiares. Los síntomas del paciente no eran relacionados a mi especialidad  por lo que después de realizar el diagnóstico, lo envié al servicio de urgencias para que fuera valorado por un colega mío especialista en infectología.

El paciente fue ingresado a hospitalización y por la gravedad del cuadro, mi amigo el infectólogo, decidió encamarlo en la Unidad de Terapia Intermedia para una estrecha vigilancia. El cuadro respiratorio del paciente y los antecedentes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ameritaba que tuviera monitorización continua. El paciente durante dos días mostró mejoría notable y parecía estar respondiendo adecuadamente al tratamiento médico.

En la noche del tercer día el paciente recibió su fisioterapia respiratoria programada y posteriormente presentó un cuadro de dificultad respiratoria. La esposa del paciente presente durante el cuadro de insuficiencia respiratoria de su marido, activo el sistema de llamado de enfermería sin embargo no hubo la respuesta inmediata que se esperaba por lo que salió en busca de ayuda al pasillo de terapia, en donde encontró a un médico residente quien activo la clave azul de respuesta inmediata. Al cabo de unos segundos, que para el familiar parecieron muchos minutos, el equipo de respuesta inmediata llego a la habitación con el carro de paro iniciando las intervenciones correspondientes. El paciente estaba en paro respiratorio con oxemia de 35%, se realizó el manejo de la urgencia respiratoria como marca el protocolo del A.C.L.S (advanced cardiac life support) de la American Heart Association. El paciente fue trasladado a la Unidad de Terapia Intensiva con diagnóstico de paro respiratorio secundario a EPOC descompensado y neumonía por influenza tipo A.

Al cabo de una lucha de 3 semanas, el paciente lamentablemente perdió la vida.

Hace tres días, un primo del paciente acudió a mi consultorio presentando un absceso en axila izquierda. Le comenté la necesidad de internamiento para drenaje y antibióticos intravenosos. El paciente me suplicó que lo internara en otro hospital. Después de platicar con él, comprendí que el hombre de 55 años de edad, tenía miedo, mucho miedo de entrar a un hospital. Lo convencí y pudimos realizar el drenaje quirúrgico después de 24 horas de terapia antibiótica intravenosa.

El paciente al día siguiente del lavado y posterior a una curación en cama, sufrió una baceteriemia. Los síntomas clásicos de fiebre, malestar general y temblor fueron acompañados por una crisis de angustia que complicó el cuadro con la hiperventilación y casi síncope que presentó frente a su esposa e hijos.

La esposa me llamo al celular y con voz entre cortada por la angustia y a punto de romper en llanto me explicó el cuadro. Recuerdo haberle explicado que esto podía suceder, pero entendí que la sobre respuesta del paciente y sus familiares tenía mas que ver con la muerte de su familiar que con la bacteria y su tratamiento.

He reflexionado mucho desde ese momento.

Los Hospitales son el lugar de trabajo de médicos, enfermeras y personal paramédico. A veces estamos tan inmersos en nuestras labores que podemos perder la cercanía con los pacientes y sus familiares y volver rutinario y despersonalizada la atención médica hospitalaria.

Los hospitales están llenos de procesos de atención que tienen riesgos, desde colocar una venoclisis, drenar un absceso, tomar una radiografía con contraste hasta realizar un transplante de corazón. Hemos hecho grandes esfuerzos por lograr que los hospitales sean seguros, sin embargo nos hemos quedado cortos. El ejemplo de este paciente pone en evidencia el estrés que sufren los pacientes y familiares al desconocer todo lo que puede pasar al recibir un tratamiento médico. Estoy seguro que si esto hubiera pasado sin el recuerdo de un familiar cercano, la historia hubiera sido distinta.

Dr. Fernando Pérez Galaz
fernando@drperezgalaz.com
Cirujano general, especialista en Cirugía Gastrointestinal, Bariátrica y Metabólica.
Administrador de Riesgos Clínicos
Grupo Mexicano de Seguros