Transiciones críticas y gobernabilidad de los servicios de salud.
La actividad humana actual no tiene precedentes en la historia de las consecuencias ambientales y los cambios sociales que está generando. Entre otras, la actividad humana está influenciando los patrones de salud, las directrices para el cuidado de la salud y la enfermedad y las actividades de salud pública. Ello refleja las presiones, el estrés y las tensiones que surgen de una población mundial cada vez más numerosa, el omnipresente y cada vez más sistémico impacto de las actividades económicas, la urbanización, la generalización del consumismo y la ampliación de la brecha entre los ricos y los pobres entre individuos y entre los países.
En décadas recientes, la conectividad se ha incrementado en muchos frentes como son el flujo de información, el movimiento de las personas, el flujo de capital, los sistemas de regulación y la difusión cultural. Este incremento exponencial en los índices demográficos, económicos, comerciales y ambientales se ha etiquetado como la GRAN ACELERACIÓN. De manera relevante, los efectos ambientales están alterando los componentes mayores de los sistemas de la Tierra. A esta época geológica ahora se le conoce como ANTROPOCENO (sucesora del holoceno), en reconocimiento de la fuerza global que el Homo sapiens ejerce empujando y distorsionando los grandes sistemas globales naturales más allá de los limites considerados seguros para continuar con el bienestar social y biológico del ser humano. La pérdida de la biodiversidad, la cada vez más amplia circulación global de compuestos nitrogenados y los cambios climáticos inducidos por los humanos han alcanzado niveles considerados inseguros. Por ejemplo en Kenia, desde 1975 hay una relación positiva directa entre la tendencia climática regional (elevación de la temperatura y la declinación de las lluvias) y el retraso del crecimiento de los niños, indicando que si el calentamiento y desertificación continúan, aunado al crecimiento poblacional, la salud de los cultivos y la